Misterios Luminosos (jueves)
El Santo Rosario es una tradición católica muy importante. Cada día narra un pasaje diferente de la travesía de Jesucristo en la tierra. El resumen del nacimiento, crecimiento, dolor y muerte del salvador encriptado en sus misterios. Sin olvidar, la rendición y veneración a su santa madre. En los misterios luminosos conocemos el significado de la fe cristiana.
Los misterios luminosos nos abren una puerta al reconocimiento del hijo de Dios ante el público y su gran enseñanza para los seres humanos.
Misterios Luminosos del Santo Rosario
Después de pasar por el júbilo de los misterios gozosos en donde nos encontramos con la infancia de Cristo, los misterios luminosos son una ventana a su crecimiento físico y espiritual y el comienzo de su reconocimiento público como el único Mesías.
La celebración de los misterios luminosos es cada jueves, y comenzó a ser parte del Santo Rosario por iniciativa del papa Juan Pablo II en el año 2002. También son considerados los misterios de luz, haciendo referencia a una revelación importante. ¿Cuáles son los misterios luminosos del Santo Rosario?
El bautismo en el Jordán
«Bautizado Jesús, salió luego del agua; y en esto se abrieron los cielos y vio al Espíritu de Dios que bajaba en forma de paloma y venía sobre él. Y una voz que salía de los cielos decía: "Este es mi Hijo amado, en quien me complazco"». (Mt 3,16-17)
«El comienzo de la vida pública de Jesús es su bautismo por Juan en el Jordán. Juan proclamaba "un bautismo de conversión para el perdón de los pecados" (Lc 3, 3)» (CIC, 535).
El misterio del bautismo nos recuerda los días en que conocimos a Juan el Bautista, quien daba a los seres humanos la oportunidad de reconocerse ante Dios y a su vez, reconocer entre ellos el reino de los cielos a través de la confesión de sus pecados y la fé en el bautismo.
Jesucristo se acerca desde Galilea al río. Es en el río Jordán que Jesucristo es bautizado y reconocido como el hijo de Dios, por Juan, los presentes y el espíritu santo. Es el comienzo de la vida pública del Mesías,
Auto revelación en las bodas de Caná
«Tres días después se celebraba una boda en Caná de Galilea y estaba allí la madre de Jesús. Fue invitado también a la boda Jesús con sus discípulos. Y, como faltara vino, porque se había acabado el vino de la boda, le dice a Jesús su madre: "No tienen vino". Jesús le responde: "¿Qué tengo yo contigo, mujer? Todavía no ha llegado mi hora". Dice su madre a los sirvientes: "Haced lo que él os diga"». (Jn 2, 1-5).
«En el umbral de su vida pública, Jesús realiza su primer signo -a petición de su Madre- con ocasión de un banquete de boda. La Iglesia concede una gran importancia a la presencia de Jesús en las bodas de Caná. Ve en ella la confirmación de la bondad del matrimonio y el anuncio de que en adelante el matrimonio será un signo eficaz de la presencia de Cristo» (CIC, 1.613).
En el segundo misterio luminoso, Jesucristo realiza su primer acto milagroso. El aprendizaje que nos deja este misterio es la fé. La virgen María, pide a los sirvientes que confíen en Jesús y hagan lo que les pida. Y lo hicieron. Nunca dudaron o se cuestionaron, fue un acto de fe. Y el acto siguiente, fue una prueba de su gloria.
El anuncio del reino de Dios invitando a la conversión
"El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en el Evangelio". (Mc 1, 15)
"Todos los hombres están llamados a entrar en el Reino. Anunciado en primer lugar a los hijos de Israel, este reino mesiánico está destinado a acoger a los hombres de todas las naciones" (CIC, 543).
Se hace mención al reino de Dios, el reino de los cielos. Jesús, anuncia la existencia de un reino divino liderado por su padre. Recibe a un paralitico y realiza su siguiente gran obra misericordiosa. Él invita a creer en las buenas acciones, en tomar el camino para llegar al reino de Dios. Pone al paralitico en pie y lo envía a casa caminado, dando otra señal de su poder.
Es el inicio del viaje de Jesús por toda Galilea proclamando sus enseñanzas e invitando a que más de unieran a él y creyeran.
Transfiguración
«Seis días después, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y los llevó aparte, a un monte alto. Y se transfiguró delante de ellos: su rostro se puso brillante como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz» (Mt 17, 1-2).
«Por un instante, Jesús muestra su gloria divina, confirmando así la confesión de Pedro. Muestra también que para "entrar en su gloria" (Lc 24, 26), es necesario pasar por la Cruz en Jerusalén» (CIC, 555).
Poco antes de vivir la pasión, Jesús muestra su divinidad ante sus hermanos. Este cuarto y penúltimo misterio nos invita a no tener miedo, a creer en la gracia divina de Jesús, hijo de Dios.
Jesús entendía lo que iba a pasar, Él sabía su destino y aun así no sentía miedo, ni dudaba del plan celestial. Él comprendía que su dolor era el camino para entrar a la gloria eterna.
La institución de la eucaristía
«Mientras estaban comiendo, tomó Jesús pan y lo bendijo, lo partió y, dándoselo a sus discípulos, dijo: "Tomad, comed, éste es mi cuerpo"» (Mt 26, 26).
«Luego con sus manos tomo una copa y después de darle gracias a dios la paso a ellos, diciendo: Beber todos de esta copa, porque esta es mi sangre, con la que se confirma el pacto, la cual es derramada en favor de muchos para perdón de sus pecados» Mt 26, 26-28
«Al celebrar la última Cena con sus apóstoles en el transcurso del banquete pascual, Jesús dio su sentido definitivo a la pascua judía. En efecto, el paso de Jesús a su Padre por su muerte y su resurrección, la Pascua nueva, es anticipada en la Cena y celebrada en la Eucaristía que da cumplimiento a la pascua judía y anticipa la pascua final de la Iglesia en la gloria del Reino» (CIC, 1.341).
Esta es probablemente una de las enseñanzas más relevantes de los misterios luminosos. Jesucristo, en la víspera de su pasión, deja una parte de sí mismo en cada uno de nosotros. Recibir el pan y vino es un símbolo de cómo recibimos a Cristo en nuestras vidas, es la última señal del reconocimiento del hijo de Dios. Celebramos el sacrificio del salvador en favor del perdón de nuestros pecados y lo aceptamos en nuestros corazones.
Los misterios luminosos nos enseñan el camino correcto hacia el reino de Dios. Las vivencias de Jesucristo en cada pasaje nos muestran una manera distinta de tener fe. Arrojan luz hacia cada interrogante sobre la importancia de las practicas que Dios quiere que sigamos en la tierra, así como son una gran prueba de su gloria. Es la enseñanza perfecta para niños sobre la vida cristiana y un complemento para entender la vida de Cristo y su legado junto a los misterios gozosos, misterios dolorosos y los misterios gloriosos.